viernes, 4 de junio de 2010

Reflexión de Margarita López Maya a Editorial N° 28 de Gioconda Espina

Agradezco a Gioconda haberse ocupado en su página web de la iniciativa política lanzada por el partido PPT de concurrir el 26S con candidaturas independientes para la AN. Aunque ella lo ve sumamente negativo, el haberlo considerado para mi es bienvenido porque me permite argumentar mi posición ante la de ella que he oído frecuentemente. El argumento –para quienes no lo han visto- es que sólo ahora y porque tiene a Henry Falcón reacciona el PPT; y que no tiene sentido una tercera opción política para los venezolanos, pues lo que está planteado es una confrontación frontal a favor o en contra del Presidente. Reconoce la mediocridad de candidaturas de la oposición, pero lo considera secundario ante la necesidad de aunar las fuerzas en las parlamentarias para derrotar al chavismo.

Por supuesto que no estoy de acuerdo. Pensar que el PPT estuvo once años callado es asumir que el PPT ha estado en desacuerdo con el proceso político bolivariano todos estos años, lo cual no es el caso. Es suponer que el gobierno de Chávez ha tenido la misma orientación desde 1999, lo cual es claramente la posición de quienes están en la MUD y no la nuestra, la de quienes hemos aceptado intentar abrir otro espacio político para que se expresen los venezolanos y venezolanas que no se sienten representados hoy ni el chavismo ni en la oposición tradicional.

Los once años de Chávez en el poder pueden discriminarse al menos en dos grandes períodos. El de su primer Gobierno, donde se mantuvo principalmente dentro de la Constitución y este segundo Gobierno claramente violatorio del espíritu y de la letra del proyecto de democracia participativa y protagónica. La desviación comenzó después del triunfo en el revocatorio del 2004 pero se hizo realmente descarada luego de la victoria electoral de 2006. En 2007 la reforma constitucional para cambiar el régimen político y hacerlo socialista fue rechazada por la ciudadanía. Pero al oficialismo eso no le importó y ha decidido imponerlo por vías “legales”. Es aquí donde comienzan las rupturas importantes en las bases del proyecto bolivariano. Y estas rupturas siguen dándose todos los días. Lo que ha hecho el PPT es concebir cómo darle expresión a ese descontento dentro del chavismo, evaluando que ahora hay condiciones para que tenga éxito. Este descontento no es el mismo que se expresa en la oposición que ha estado en contra de este proyecto desde el principio y que hoy en día se representa en dirigentes y partidos, algunos de ellos muy comprometidos con el golpe de Estado y el paro petrolero.

Para quienes estamos en desacuerdo con este rumbo autoritario, ineficiente, corrupto y atrasado, que ha tomado Chávez y sus incondicionales, pero queremos dejar visible que por eso no vamos a caer en brazos de Ramos Allup, Ledezma, Maria Corina Machado y otros dirigentes con quienes no compartimos ni ideología ni puntos de vista sobre lo que el país necesita, es que abrimos esta tercera opción. Una opción política progresista, con profesionales en políticas sociales participativas, en políticas económicas no rentistas, con sindicalistas luchadores de la autonomía sindical, intelectuales que sostienen las virtudes de la democracia participativa y sus numerosos expresiones como necesarias para salir del marasmo en que nos encontramos. No vemos estos once años como absolutamente malos, no. Lo nuestro tampoco es una estrategia de corto plazo que expira el 26S; no, ese día empieza en otra fase de esta lucha que seguirá al 2012 y hasta que podamos encontrar una salida buena para todos los venezolanos y venezolanas. Nuestras ataduras con el pasado son inexistentes, no tenemos los pesos muertos que hacen tan poco atractivo las candidaturas e ideas de la MUD. Pero creemos en bondades del proceso de democratización del pasado y del primer Gobierno de Chávez. Vamos acumulando.

Finalmente, concuerdo lo difícil que es políticamente tratar de abrir este otro espacio en una sociedad que está polarizada desde hace 11años y donde el Estado, el Gobierno y las leyes ahora también están dentro de la lógica de la polarización. Pero eso son los desafíos de la política: hay muchos venezolanos que entre Chávez la MUD preferirían quedarse en sus casas el 26S. Nosotros les decimos, atrévanse a salir a votar por esta otra opción que no va a hacer desparecer logros conquistados estos años pero que quiere que se rectifique y que vayamos a un modelo económico, social y político incluyente y viable en tiempos de globalización. Al menos, es este mi punto de vista. Saludos,

Margarita

jueves, 3 de junio de 2010

"Pasamos de la lucha hegemónica a la imposición del proyecto político"

Entrevista Historiadora
Margarita López Maya
HUGO PRIETO (ÚN)
FOTOS ALEJANDRO VAN SCHERMBEEK

Desde la perspectiva de la lucha hegemónica, Margarita López Maya ha seguido de cerca el modelo político que se instauró en Venezuela a partir de 1998. "El concepto de hegemonía lo utilizo desde la concepción gramsciana - una tesis sobre el poder desarrollada por el teórico marxista, Antonio Gramsci, en Italia -, el principio es que un proyecto político va ganando fuerza en la medida que sus actores van persuadiendo a la sociedad de las bondades de ese proyecto político, pero al mismo tiempo van agregando nuevos elementos y lo van modificando para ir ensanchando ese proyecto político". El atractivo que ejerce esta idea es que "permite una visión democrática del socialismo y de la izquierda en general".

El concepto de hegemonía y de bloque hegemónico resurgió con fuerza en 1989, a raíz del fracaso del socialismo del siglo XX y de sus modelos políticos autoritarios. Coincidencialmente y en los términos de Gramsci, en Venezuela estaba planteada una lucha hegemónica, "por los cauces legales y constitucionales", advierte López Maya. "Por un lado, un proyecto que viene en ascenso y que expresó el movimiento bolivariano (la democracia participativa y protagónica) y por el otro, el hegemónico en ese momento, que se venía desarrollando y seguía las directrices del pensamiento neoliberal: la reducción del Estado, la economía abierta de mercado y todas las cosas que venían asociadas con el programa de ajustes macroeconómico".

El proyecto bolivariano, valga decir, el bloque hegemónico en ascenso, tuvo aciertos políticos importantes al "ensanchar los consensos", a través del proceso constituyente y de la propia Constitución del año 99. "Ganó fuerza y legitimidad para poder regular y orientar la sociedad con ese proyecto y, por otra parte, ir debilitando el proyecto opositor, que había sido hegemónico hasta ese momento". Pero la lucha, que estaba planteada en términos constitucionales y en el juego político, comenzó a ser violada por ambos lados. Es un punto álgido a considerar, para "entender lo que nos está pasando".

¿En qué consistieron esas violaciones?
La Constitución del 99, por ejemplo, fue sometida a consulta, pero no se abrió el debate participativo para la modificación de leyes que buscaban cambiar sociedad - la Ley de Hidrocarburos, la Ley de Tierras o la Ley de Pesca, entre otras - que provocaron irritación, digamos, en los sectores de poder anteriores. Pero el Presidente actuaba en el marco legal, tenía atribuciones habilitantes. No propiamente en el espíritu de la Constitución que decía que esto era más participativo que antes. Pero no había violado la ley. En 2001 comienza la movilización opositora y de fuerzas que habían sido dejadas de lado, como el sector educativo y el sindical. Unificada, la oposición decide romper las normas y se va al golpe de Estado. Es derrotada, porque el Presidente regresa de la mano de los sectores militares y populares; lejos de aprender la lección, se intenta el paro petrolero, un paro totalmente insurreccional de la gerencia de Pdvsa. El Gobierno triunfa nuevamente, de una manera más clara. La oposición queda debilitada y decide jugar por el referéndum revocatorio, que está dentro de las leyes, pero se juega en el propio límite. En esa zona borrosa entre lo legal y lo ilegal.

¿Un límite borroso? ¿A qué se refiere?
A las guarimbas, por ejemplo, a los hechos de violencia que fueron orquestados por algunos sectores de oposición. Ahí la tensión es fuerte por regresar a la institucionalidad. Se da el referéndum revocatorio, gana el Presidente y entonces se produce la cosa ya grotesca de esa lucha, que fue cantar fraude y la oposición se retira de las elecciones legislativas de 2005. Para mí, ese hecho cierra el ciclo de esa lucha hegemónica, porque el resultado es que el 100% de la Asamblea para hacer las leyes queda en manos del movimiento bolivariano y la oposición queda invisibilizada de los espacios de deliberación y muy disminuida, porque en las elecciones regionales se perdieron espacios descentralizados.

Si esa lucha concluye en 2005, ¿qué queda en adelante?
Ya en 2004 hay sectores políticos que hablan públicamente de volver a los cauces legales. El gobierno se ha consolidado y hay que bajar la polarización, que es parte de esa lucha. Hay que tratar de abrir espacios de diálogo y de negociación y de ahí a la construcción institucional de un proyecto al que el pueblo venezolano le ha dado su apoyo, en las urnas y en la calle. Nos encontramos con que el movimiento bolivariano y más concretamente el Presidente de la República, cree que más bien hay que modificar ese proyecto, hacia un proyecto más radical, hacía la consolidación, más bien, de tendencias que se vieron durante la lucha hegemónica, tendencias a centralizar el poder en el Presidente, a centralizar el Estado y a subordinar los poderes públicos al Ejecutivo y un debilitamiento en general de las instituciones de la democracia liberal que habían quedado en la Constitución del 99.

¿Qué tienen que ver esas tendencias con la Constitución vigente?
De alguna manera, esas tendencias estaban allí. Yo sostendría que en el año 98 y 99, la alianza de fuerzas que lleva a Chávez al poder era predominantemente democrática y civil. Era muy heterogénea, pero Chávez atendía, digamos, a las demandas más difusas del mundo civil. Durante el deslave de Vargas, por ejemplo, el Presidente apoyaba al gobernador, al alcalde, bis a bis con los militares. Ahora, después del 2005 y de esa lucha, sale fortalecido el sector militar, que ha aportado fuerzas importantes para la sobrevivencia de Chávez.

Si la síntesis de esa lucha es la imposición de viejas tendencias, ¿Qué advierte como rasgo predominante? ¿Puro militarismo?
No, todavía hay sectores civiles, de la izquierda más extrema, más radical, que están allí. Realmente, es complicado describir de qué se trata el socialismo del siglo XXI. Digamos, el proyecto que Chávez anuncia, precisamente, en 2005. En las elecciones de ese año, el Presidente dijo 'si yo gano, voy al socialismo', bueno, él ganó. Claro, en ese momento, la gente no sabía lo que era el socialismo del siglo XXI. El Presidente hablaba de la emancipación, de la justicia social, de las misiones, que eran parte del socialismo y la gente decidió apoyarlo nuevamente, porque había crecimiento económico, el petróleo estaba mejor que nunca, las misiones son efectivas y 'yo estoy con la solidaridad, con la justicia social, con esas cosas', pero cuando se presentó la reforma, que era la carne más visible del socialismo del siglo XXI, pues la gente tuvo dudas y más que oponerse, decidió no ir a votar. Hubo una disminución de 3 millones de votos.

¿Si la dinámica que se imprime muestra un descenso, por qué el presidente Chávez insiste en ese proyecto?
Son opciones políticas. El Presidente cree que está haciendo una revolución. La lógica revolucionaria no discute, ni negocia. Luis Vicente León de Datanalisis, lo ha dicho alguna vez: aquí hay un sector de la población que cree que esto es una revolución. En mi opinión, hay algo de eso. El Presidente conserva legitimidad, aunque su base electoral ha disminuido. Para mí esto ya no es una lucha hegemónica, al menos como lo fue anteriormente, sino más bien la imposición de un modelo, que además fue rechazado por la población, y que está entrando por los caminos de las leyes habilitantes. Pero las encuestas le siguen diciendo al Presidente que la gente quiere que se respete la propiedad privada, que se respeten los derechos civiles y políticos, que se baje el tono. Pero él sigue con su estrategia, porque es su opción política y para eso tiene el apoyo de tres fuerzas: tiene la alianza civil militar, el aparato burocrático, dirigido por funcionarios que a su vez son dirigentes del Psuv, y conserva el apoyo de sectores populares, a través del tejido institucional que son los consejos comunales, con un fuerte componente clientelar.

Si la lucha hegemónica es cosa del pasado, ¿Qué queda de la política de alianzas con fuerza distintas al Psuv, a raíz del caso del gobernador Henri Falcón? ¿Qué diría del debate interno en el propio partido de gobierno?
Lo que predomina es la imposición de un proyecto con rasgos autoritarios. Eso trae descontento y tensiones en el chavismo. Incluso sectores que empiezan a diferenciarse. Personalidades que se van o son destituidas por no congeniar con las pautas centralistas y autoritarias. Resulta interesante que haya un grado de legitimación para esos actores. Ellos buscan abrir un espacio que creo que es absolutamente indispensable en Venezuela. Un espacio intermedio en la polarización, que no se identifique con la oposición tradicional y, de alguna manera, con personajes como Antonio Ledezma, Leopoldo López o Manuel Rosales. Pero que a su vez tienen demasiados desencuentros con el Presidente y no reconocen su liderazgo para todo, incondicional y con esa fidelidad absoluta como él lo quiere. Es un espacio muy difícil en Venezuela, aunque gente hay. Diría que una mayoría de venezolanos. Es un espacio que no tiene expresión política, pero que el chavismo disidente intenta darle. Además, está el verbo presidencial que los insulta y los llama traidores. Pero allí están.

¿No resulta elocuente la falta de debate en el Psuv?
El Psuv sigue teniendo muchos rasgos del Movimiento V República. Son aparatos construidos alrededor del carisma y el liderazgo del presidente Chávez. El debate se circunscribe a los batallones electorales; allí se informa, se adoctrina y se hacen cosas para ideologizar a las bases. Yo creo que el liderazgo del Psuv ha asumido la idea de que a Chávez no le gusta el debate, que es la personalidad única y ellos están dispuestos a aceptar eso, en vista del éxito electoral que ha tenido.
SU PERFIL
Margarita López Maya. Nueva York.
Historiadora, con Doctorado en Ciencias Sociales por la Universidad Central de Venezuela. Es autora de numerosos ensayos y publicaciones. Su libro "Del Viernes Negro al Referéndum Revocatorio" es una aproximación detallada al modelo político venezolano, al igual que su tesis doctoral "Estados Unidos en Venezuela" (1945-1948).
Actualmente es profesora titular del Cendes, en la UCV, donde realiza su labor como investigadora.
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Realmente
es complicado describir
de qué se trata
el socialismo
del siglo XXI"
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Lo que predomina es la imposición de un proyecto con rasgos autoritarios. Eso trae descontento
y tensiones
en el chavismo"
REGISTRO VERBAL
A ocho años del golpe de Estado de abril de 2002, ¿Qué han aprendido los actores políticos que se disputan el poder en Venezuela? "Desafortunadamente, creo que se aprendió poco", afirma la historiadora Margarita López Maya. "Sobre todo en algunos sectores de la oposición, que si bien reconocieron el error, su conducta no ha variado mucho. Ha sido algo así como que no se quiere un golpe que sirva para atornillar aún más al Presidente, pero si hubiese posibilidad de éxito, de repente, lo hacían.
Los actores que más han aprendido fueron los que menos responsabilidad tuvieron en eso, que son los partidos políticos y los sectores sociales. En realidad, el golpe de abril de 2002 se hizo en las altas esferas empresariales, en los medios de comunicación, junto con sectores militares y un sector de la alta gerencia de Pdvsa".

Los partidos políticos ganaron visibilidad, una vez que los actores involucrados en el golpe fueron derrotados. No todos recapacitaron, "aunque hubo casos emblemáticos, como el de Cisneros, que logró un diálogo con el Presidente, bajó el tono totalmente y ahora se dedica a hacer negocios".

El gobierno ha sacado su tajada. "Le ha servido para llegar donde está. El error fue tal que permitió la consolidación del Presidente más allá del proyecto de la democracia participativa". A lo que hay que añadir los errores subsiguientes, "que fortalecieron el liderazgo personalista de Chávez, quien a partir de ese punto está buscando imponer un proyecto que, como él mismo lo dijo en agosto de 2007 ante la Asamblea Nacional, fue escrito de su puño y letra".

Bienvenidos a la Trocha de la Esperanza

La victoria electoral de Hugo Chávez en 1998 abrió en Venezuela un proceso de cambios que despertó muchas esperanzas. Las luchas sociales de las décadas anteriores parecieron encontrar con la aprobación de la Carta Magna de 1999 una hoja de ruta para conducirnos a la resolución de la crisis que arrastrábamos por más de dos décadas. El gobierno pareció comprometido en construir los cauces institucionales que permitirían profundizar la democracia mediante la participación y el protagonismo de los venezolanos y venezolanas, en particular, de aquellos que habían sido excluidos. Sin embargo, en los años recientes, ese camino ha sido desviado a un modelo cada vez menos participativo y cada vez mas recentralizador, ineficaz, autoritario, corrupto y personalista, con un desinterés por la formación y calificación de calidad de los venezolanos y venezolanas, una vocación rentista petrolera que atenta contra nuestra soberanía, una política antiobrera que socava los derechos de los trabajadores y una conducción que al afectar sectores productivos destruye la capacidad de “llevar el pan a la casa”. Todo en medio de una rutina polarizadora que amenaza con conducir a la nación a grados indeseables de conflictividad.

La polarización que inicialmente fue un instrumento favorable para consolidar el proyecto progresista de cambio, se convirtió en una rutinaria lógica del poder que socava los cimientos del esperanzador proyecto inicial. Sectores crecientes de la población manifiestan de muchas maneras su inconformidad con un orden político que los obliga a colocarse en uno de los dos polos excluyentes y simplificadores de la diversidad política que existe en el país. La polarización también ha conducido a prácticas represivas gubernamentales, a nuevas exclusiones y discriminaciones sociales.

Ante esta situación se hace necesario abrir un espacio donde venezolanos y venezolanas, comprometidos con el proceso de cambios en democracia que se formuló en la Constitución de 1999, expresemos nuestras ideas en su complejidad y riqueza, rompamos con el cerco que amenaza la convivencia y trabajemos en la creación de una patria grande y soberana.

Si bien, la Ley Orgánica de Procesos Electorales vigente nos constriñe a la lógica polarizadora, la coyuntura política que se abre con las elecciones parlamentarias de 2010 es una oportunidad valiosa para movilizarnos, mostrando que nos resistimos a la simplificación ideológica y la vez articular ese espacio para manifestar la diversidad.

Compartimos con Patria Para Todos el objetivo de recuperar la deliberación y el debate político en el seno de las instituciones. Este partido ha asumido el reto de buscar con ciudadanos independientes, líderes gremiales y sindicalistas, activistas, intelectuales, estudiantes y académicos, así como con distintos movimientos políticos y sociales, una salida a la paralizadora e intolerante polarización. Por estas razones hemos decidido aunar esfuerzos en la constitución de un amplio frente con Patria Para Todos y algunos de los que aquí firmamos nos estamos incorporando a las listas de ese partido en distintas circunscripciones electorales.

Convocamos a los venezolanos y venezolanas que compartan estas ideas a participar en el impulso de ésta y otras iniciativas que fortalezcan y amplíen el necesario espacio para la profundización democrática del proceso de cambios plasmado en la Constitución de 1999, para así generar una nueva esperanza, esa que nuestra sociedad tanto reclama. Bienvenidos a este Blog que busca contribuir a abrir la necesitada trocha que nos lleve a esa nueva esperanza.

"El país está destruido"

La ex presidenta de Conavi y candidata de PPT por Miranda,Josefina Baldó afirma que el estancamiento en planes de vivienda y del sector salud son los mayores signos de deterioro

Por: Ernesto Campo (Tal Cual)

Josefina Baldó habla con nostalgia de aquella Ley de Vivienda y Política Habitacional que el presidente Chávez promulgó en 2001 porque "era muy completa".

Pero lamenta la desarticulación sucesiva de los programas habitacionales autogestionados, promovidos por su gestión, y diseñados especialmente para la dignificación de los barrios. Ese desencanto contribuyó a que formara De Frente con Venezuela junto con otros académicos como Luis Fuenmayor (ex director de OPSU), el también arquitecto, Federico Villanueva y el filósofo Camilo Arcaya, un trío que, como ella, aspirará a una curul en la Asamblea Nacional en septiembre. La coincidencia en la necesidad de trabajar por una oferta electoral en 2012 distinta al presidente Chávez es el nexo con PPT.

—¿Cuándo se produjo la ruptura con el gobierno?

—Cuando nos llamó el presidente Chávez a integrarnos al gobierno, teníamos una gran esperanza de que se pudieran solucionar los problemas. Este programa de vivienda al que nos convocaron, a los dos años de haberse iniciado, se paralizó. Después de que con muchas dificultades había logrado caminar. En 2005, nos llamaron de nuevo para reactivarlo, cuando Julio Montes era ministro de Vivienda. Volvimos a montar un programa general en los barrios y tuvo mucha receptividad; nos volvieron a cortar el programa.

—¿Qué ha estado pasando?

—Una situación con la vivienda y los barrios de absoluta destrucción. Igual pasa con la salud: parches en Barrio Adentro que no son una solución de continuidad.

— ¿Cuándo se hizo evidente ese manejo sectario del poder desde Miraflores?

— De unos años para acá se ha hecho muy evidente e hizo crisis cuando vimos que hay un grupo grande de venezolanos que se están escapando de esto y que tampoco están en el bando de la oposición y que dijeron basta.

— ¿Hay similitudes entre la carta con la que Falcón abandonó el PSUV y sus observaciones al proceso?

—Hay coincidencias porque el derecho a tomarte en cuenta como gobernador y a expresarse es algo que suscribo. Si ellos comparten la visión del tema petrolero, de la salud y la educación que tenemos nosotros, bienvenidos a crear ese frente grande. Este porcentaje de venezolanos que no están ni con la oposición ni con el gobierno es muy amplio, podría ser la gran esperanza.

—¿Cómo hicieron contacto con PPT?

— Nosotros teníamos años pensando en la concepción de un país distinto. Pero saltar a la oposición era y es imposible por nuestras convicciones y la naturaleza de nuestra formación. Montamos De Frente con Venezuela con áreas programáticas muy definidas, como propiciar que en Venezuela haya un candidato distinto a Chávez y a un nombre de la oposición. Esto abre el espacio que nos lleva a la coincidencia con PPT. La Ley de Procesos Electorales nos corta los brazos y pone sólo a dos jugadores en una cancha.

Planteamos un escrito con firmas para oponernos, pero allí se unieron oposición y gobierno para que esa norma se mantenga. Les convenía que esto siguiera así. Cuando PPT nos planteó la opción de romper la polarización, pensamos que sería una contribución al país.

— ¿Qué otros lados flacos hay en la gestión actual?

—Los países de avanzada deben incentivar lo que es la ciencia y la tecnología. Nosotros pedimos que se le diera un impulso a este sector, pero no se logró. Con esta riqueza que no se diversifica en industria petroquímica no vamos para ninguna parte. Vendemos barriles de crudo y casi nada más. Es una situación que se ha mantenido en el tiempo. Por otro lado, se advierte la dirección sectaria de un proyecto, sin democracia, que depende de una sola persona.

— Chávez ha vendido al país que las leyes aprobadas en este periodo parlamentario y las misiones serán derogadas si la AN de 2011 no es roja rojita, ¿trabajaría en esa dirección?

— Las leyes que sean buenas y adecuadas, si son positivas, las apoyaré. No porque vengan de Chávez voy a rechazarlas automáticamente. Algo positivo de este gobierno es que se ha abierto la posibilidad de la participación y se aceptó que todo el mundo es gente. Con eso estamos 100% de acuerdo. Pero luego que los consejos comunales se organicen de arriba hacia abajo le ha quitado apertura a la participación de otras organizaciones. Las cosas buenas deben quedarse, pero las que no lo son tanto deben transformarse. Sería el principio hacia el cambio del país que queremos que se impulse con una nueva presidencia a partir de 2012.

— ¿Hacen falta nuevas leyes de vivienda, que es su área de especialidad?

— Tuvimos la mejor ley en 2001, la Ley de Vivienda y Política Habitacional, aprobada por Chávez, permitía incorporar barrios a la ciudad y mejorar las urbanizaciones populares. También planteaba facilidades crediticias para nuevas urbanizaciones. Era extraordinaria. Después de que salí de allí, la eliminaron. Hoy necesitamos una norma que garantice que todos estos planteamientos sigan adelante.

— positivo?

—Pensar que el problema es sólo de las viviendas por construir es un error. Porque las viviendas nuevas se hacen por encargo. Se trancan los ojos frente a una población de 14 millones de venezolanos viviendo en 2,5 millones de ranchos. Se trancan los ojos y sólo se hacen remiendos: maquillaje, tejas. Necesitas un programa en el que capacites a la gente para que mejore sus viviendas. El tema de la vivienda, el Estado no lo puede resolver solo.

— ¿Leyes como la del CFG y las del Poder Popular le parecen positivas?

—No, porque la del CFG centraliza y le quita el poder a gente que fue electa. Estoy en desacuerdo total con que se aplique de esa manera. En cuanto a lo del Poder Popular está tan desviado que a la gente que realmente está en esas asociaciones y consejos le están quitando hasta la calificación jurídica para manejar sus reales.

domingo, 30 de mayo de 2010

DE FRENTE CON VENEZUELA

Declaración política

DE FRENTE CON VENEZUELA

Hace 21 años, los venezolanos protestaron violentamente contra un modelo económico-político agotado, que había traicionado sus esperanzas y aspiraciones de bienestar, democracia, independencia y soberanía, al construir y mantener un régimen de entrega de nuestras riquezas y de nuestro destino al mundo desarrollado, principalmente a Estados Unidos, en lugar de asumir la creación de una nación próspera y justa, a través de la educación, el desarrollo del conocimiento científico y tecnológico y la utilización del petróleo como palanca del crecimiento agroproductivo e industrial en sus máximos niveles de perfeccionamiento.

Diez años más tarde, las esperanzas fueron depositadas en el insurgente del “por ahora”, quien enfrentó militarmente al agotado régimen político con un mensaje vehemente pero democrático, decidido pero participativo, enérgico pero solidario, y que invitaba a la construcción de una Venezuela distinta de la existente hasta entonces, donde las condiciones de vida del pueblo mejoraran obstensiblemente, en un ambiente de libertad y participación, trabajo productivo intenso, justicia social, cooperación internacional amplia e independencia y soberanía económica y política, amparado en la prédica y práctica de nuestros libertadores.

Luego de once años de gobierno “bolivariano revolucionario”, debemos reconocer los avances obtenidos en: ciudadanía subjetiva y participación política de la población, estímulo de la integración y solidaridad latinoamericana, diversificación de las relaciones internacionales del país, promoción de la independencia nacional frente al imperialismo estadounidense, toma de justas posiciones en defensa de la soberanía de los pueblos, reivindicaciones sociales como una mejor distribución del ingreso hacia los sectores desposeídos de la sociedad, la alfabetización de la población y la creación de los módulos populares de atención médica. Además, la construcción de cierta infraestructura de carácter estratégico.

Pese a ello, desafortunadamente nos encontramos en una situación general similar que la del pasado, en materia de creación de una nación próspera y justa para los venezolanos. La ciudadanía objetiva para todos y la participación real están en contradicción con el autoritarismo presidencial, la centralización y concentración absoluta del poder en el Presidente, el ventajismo del gobierno-partido, las prácticas inconstitucionales de variado tipo, la corrupción e impunidad, el terrorismo judicial y la presencia en todo el territorio de grupos armados incontrolados, entre otras características que tememos estructurales del régimen actual. Una evidencia de la excesiva concentración y centralización de poder, que entraba la descentralización y limita la autonomía e independencia en el impulso y construcción del poder popular, ha sido la promulgación de la Ley del Consejo Federal de Gobierno, cuya finalidad real es concentrar más el poder en el Presidente y la burocracia.

Por otra parte, no han sido superadas, ni tienden a superarse con las teorías y prácticas de la actual administración, las graves carencias nacionales en materia económica estructural, energética, agroproductiva, de empleo formal, de producción de conocimientos, calidad educativa, salud integral, seguridad ciudadana, ambiental, vivienda, suministro de agua, electricidad, aseo urbano y domiciliario, entre otras. Además, los venezolanos son golpeados por una inflación persistente, a la que se une una devaluación de la moneda casi igual a la ocurrida en los dos últimos períodos presidenciales de la llamada Cuarta República.

Adicionalmente, el país está políticamente entrampado en una situación polarizada artificialmente por un acuerdo colusorio entre el Gobierno y la oposición tradicional, quienes realmente comparten intereses estratégicos contrarios a la nación venezolana, como el mantenimiento del modelo de explotación petrolera de venta de combustible fósil, utilizado sin interrupción desde hace 90 años; el apoyo a la creación inconstitucional de empresas mixtas de explotación de crudo, las ventas petroleras a futuro, la cesión de activos petroleros nacionales a compañías extranjeras y su uso como garantía de préstamos, la contratación en el exterior de grandes obras de infraestructura en detrimento de la ingeniería nacional, la Ley Orgánica de Procesos Electorales, que cambia la proporcionalidad constitucional por la sobre representación de la mayor minoría; la ausencia de inmunidad jurisdiccional del Estado en la resolución de controversias, la agresión a sindicatos y líderes populares y el grosero enriquecimiento del sector financiero.

Ni el capitalismo monopolista de Estado impulsado por el Gobierno, que reproduce y multiplica el poder omnímodo de la burocracia estatal contra los trabajadores, en nombre de una falsa propiedad de los obreros y de la nación de los medios de producción, ni el capitalismo con base en el libre mercado constituyen paradigmas que permitan superar los graves problemas que afectan a la sociedad venezolana. El fracaso de los estados de dictadura burocrática y el no menos ominoso fracaso del capitalismo de libre mercado no son soluciones viables a la profunda crisis que afecta a nuestro país.

Frente a esta situación, comienza a formarse un nuevo sector político diferente de los dos existentes, distante de la oposición y que se distancia del Gobierno, que no significa una expresión intermedia entre ambos, sino que tiene como meta un modelo de país distinto de los que están en el debate actual: Ni Panamá o Puerto Rico, países sin soberanía ninguna, en el caso de la oposición, ni Cuba, país de capitalismo burocrático de Estado con logros en algunos campos, pero con graves deficiencias productivas y de diversidad política. El pueblo asume cada día más una actitud objetiva y reflexiva, sin que sus necesidades y simpatías lo obnubilen, lo confundan o lo ofusquen; ha aprendido a contrastar lo que se dice y se promete con lo que se hace, teniendo a la práctica social como fundamental criterio de verdad, de manera de evitar seguir siendo engañado y manipulado.

Se debe eliminar la amenaza como herramienta ordinaria de gobierno e instaurar la práctica de gobernar más y hablar menos. Es prioritaria la instrumentación de un programa de gobierno de “salvación nacional”, que se caracterice por una dirección democrática y colectiva de la política y un programa de independencia real frente a coloniajes, imperios y trasnacionales, más allá de la simple retórica. Éste debe incluir: la rectificación del modelo petrolero de venta de combustible fósil, para pasar al desarrollo de la industria petroquímica y la química orgánica industrial; la creación de un importante sistema científico tecnológico, como herramienta fundamental del crecimiento económico y social; la diversificación económica a través del impulso a la industrialización del país, mediante la capitalización de las ganancias petroleras, con énfasis en las industrias básicas de Guayana y la agroproducción nacional que garantice la soberanía alimentaria; la generación de las condiciones materiales generales de producción, como la de electrificación total del país no sólo hasta pueblos y caseríos, sino hasta las unidades productivas, y la de adecuadas condiciones subjetivas mediante la alta calificación y la protección social de los trabajadores nacionales.

Debe organizarse un sistema nacional de salud centralizado normativamente y de ejecución descentralizada, bajo la dirección de profesionales venezolanos, que financie la demanda de servicios y aumente la capacidad resolutiva de sus instituciones, dentro de un ambiente humano y solidario de trabajo; garantizar la calidad educativa y formar profesionales altamente competentes y socialmente comprometidos, que impulsen el despegue del subdesarrollo; proyectar y construir las grandes infraestructuras para el desarrollo nacional y rehabilitar las existentes, mediante el empleo de la ingeniería nacional toda vez que fuese posible; habilitar los barrios pobres para incorporarlos a las ciudades y convertir a sus habitantes en verdaderos ciudadanos; impulsar la construcción de viviendas, erradicar la corrupción en todas sus formas y niveles, para lo cual debe adecentarse el Poder Judicial y eliminar la impunidad existente; garantizar la seguridad personal y combatir el delito con una nueva policía, sólo posible sin intervención de las actuales y bajo una nueva jefatura.

La oposición actual no parece convencerse de que la dependencia de EEUU no nos augura un futuro luminoso como patria, ni constituye un ideal mayoritario de los venezolanos. Confunde el enfrentamiento con el presidente Chávez con el despliegue de una actuación anti-nacional, que asume una actitud de negativa permanente y de rechazo de opciones y programas nacionales distintos, que favorezcan realmente a la inmensa mayoría de los venezolanos; además, mantiene el mismo viejo liderazgo comprometido con políticas equivocadas y antinacionales en el pasado, incapaz de inspirar algo de confianza en la población. Por su parte, el Gobierno Nacional no da paso a la apertura de un diálogo amplio, ni emprende la rectificación necesaria de la política llevada adelante, por lo que no avanza objetivamente hacia la construcción de una Nación independiente, democrática y participativa, de la que podamos todos sentirnos orgullosos.

Los polos políticos actuantes no han asumido un discurso y una práctica, que tenga al país y a todos sus habitantes como objetivos supremos: una propuesta donde quepan y puedan actuar protagónicamente todos aquéllos que quieren construir una gran nación. Ninguno de los polos que se disputan el control de la dirección política está a la altura de este reto, pues ambos están interesados sólo en aniquilar políticamente a su contrario. Todos estamos inmersos en esa lucha y su agudización pone en peligro la paz en Venezuela. El gobierno, contrario a toda lógica, desprecia a sus aliados y a quienes hagan críticas razonables. Los estigmatiza como traidores y contrarrevolucionarios. Lamentablemente, ese irrespeto contra quien opine distinto no va a cambiar, sino a agudizarse en la lucha por conquistar la mayoría de los diputados de la Asamblea Nacional. Su definitiva conformación determinará el rumbo de la política en el futuro inmediato y las condiciones de lucha por la sucesión presidencial en 2012.

Instrumentar el programa antes señalado equivale a rescatar la propuesta inicial efectuada a los venezolanos en 1998, que suscitó grandes expectativas y esperanzas. Quienes suscribimos sólo queremos lo mejor para nuestra patria y para nuestro pueblo, metas sólo posibles si logramos discutir y decidir colectivamente y reducimos al mínimo la maniquea división actual de la población. No queremos que la actual camarilla opositora nos devuelva al pasado de tragedias ya superado, pero también vemos con consternación que la presente gestión termine con lo poco de patria que nos queda. No atender este llamado es colocarse de espaldas a una realidad incuestionable.

Propugnamos el surgimiento de una opción política, que asuma el reto de la ya más que sentida necesidad nacional de construcción de Venezuela en el marco de la Constitución vigente. No despreciamos las posibilidades que la próxima elección de diputados a la Asamblea Nacional pueda aportar, pero estamos concientes que la Ley Orgánica de Procesos Electorales fue aprobada para sólo permitir las opciones políticas de las dos primeras minorías, dejando totalmente fuera a quienes no hayan alcanzado a desarrollar sus potencialidades electorales. Esto, por supuesto, no impide la realización de esfuerzos individuales y colectivos para mejorar la composición de la actual asamblea, donde ello sea verdaderamente posible.

Estamos convencidos, sin embargo, que la lucha política debe apuntar desde ya hacia las elecciones presidenciales de 2012, donde el contenido perverso de la Ley Orgánica de Procesos Electorales no nos coloca en situación de minusvalía. Es por ello que proponemos al pueblo venezolano la participación en las elecciones presidenciales con una candidatura propia, distinta de Chávez y de la que presente la oposición, capaz de unificar a los venezolanos patriotas, que están o han estado dentro del gobierno, con grupos y personas igualmente patrióticos, quienes fueron empujados, por la gestión gubernamental actual a respaldar a las fuerzas opositoras existentes. Se trata de construir una república contemporánea, reto muy a propósito en este momento cuando nuestra Patria se apresta a conmemorar el bicentenario de su nacimiento como república.

Que nadie se deje chantajear con la acusación de ser traidores y de haber abandonado viejas posiciones. Los traidores están en otras partes y los fracasados, de ayer y de hoy, también.

Caracas, 10 de marzo de 2010

Camilo Arcaya, César Arismendi, Ana María Ascaso, Josefina Baldó, Elibel Bermúdez, Nirida Bolívar, Sergio Brandi Pifano, Lía Brunetti, José Cacharuco, Elizaine Calatrava Armas, Tony Carmen, Adelaida Casanova, Tony Chacón, Rosanna D’Vita, Henry De la Mano, Emiro Escobar M., Migdalia Espinoza, Roy Estrada Acevedo, Carmen Teresa Flores, Franklin Fuenmayor, Luis Fuenmayor Toro, César Martín Galarraga, Noris Margarita García Malavé, Marcos Gómez, Carlos Llagostera, Nancy Márquez, Alirio Martínez, Absalón Méndez Cegarra, Denis José Mendoza, Miriam Milano, Juan de Jesús Montilla, Julio Mora Contreras, Carmen Moreno Urdaneta, Héctor Allán Núñez, Jorge Núñez, Trifon A. Núñez, Salvador Navarrete, Oscar Noya, Tomás Odehnal, María Eugenia Oliver, Sergio Otero, Witre Omar Padilla, Ángel Paredes, María Mireya Ramírez, Marvelys Ramos, José Ruiz, Edinson Manuel Salas, Miguel Jacinto Salas, Juan Pablo Sarratud, Luis Carlos Silva, Daniela Thonon, Fermín Toro Jiménez, Ivonne Torrealba Villegas, Rubén Vargas, Federico Villanueva, César Villarroel, siguen más firmas